Este estudio estima los riesgos de incidencia de trastornos de salud mental en supervivientes de la fase aguda de la pandemia de COVID-19 en Colombia. La pandemia provocó un deterioro significativo en la salud mental, con un aumento principalmente en trastornos relacionados con la ansiedad y la depresión. Factores como el confinamiento, el cierre de colegios, el estrés económico y la incertidumbre contribuyeron a este incremento, afectando especialmente a jóvenes y adultos mayores. Las mujeres también se vieron afectadas debido al aumento en la carga de trabajo no remunerado y de cuidado, que recae principalmente sobre ellas. Utilizando datos de los Registros Individuales de Prestación de Servicios (RIPS) del Ministerio de Salud para el periodo 2019-2022, se construyeron dos cohortes: la primera de tratamiento, conformada por pacientes que sobrevivieron los primeros 30 días tras la infección por COVID-19, y una cohorte de control con pacientes sin evidencia de infección por COVID-19 durante el 2020. Ambas cohortes fueron seguidas longitudinalmente para evaluar el riesgo de diagnóstico de trastornos de salud mental, considerando factores sociodemográficos como la edad y el sexo. El análisis revela que el riesgo de desarrollar estos trastornos —incluyendo ansiedad, depresión, estrés, trastornos por consumo de sustancias, deterioro cognitivo y trastornos del sueño— es significativamente mayor en personas con antecedentes de COVID-19. Además, se observaron diferencias importantes en la incidencia según los grupos de edad.
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Enfoque
La pandemia de COVID-19 tuvo un impacto significativo en la salud mental a nivel global, y Colombia no fue la excepción. Este artículo analiza los riesgos de incidencia de trastornos mentales y de comportamiento (TMC) en supervivientes de la fase aguda del COVID-19. Para ello, se emplearon datos de los Registros Individuales de Prestación de Servicios (RIPS) del Ministerio de Salud correspondientes al periodo 2019-2022, a partir de los cuales se conformaron dos grupos: un grupo de tratamiento, integrado por pacientes que sobrevivieron los primeros 30 días tras la infección por COVID-19, y un grupo de control, compuesto por pacientes sin evidencia de infección por COVID-19 durante el 2020. Ambos grupos fueron seguidos longitudinalmente para comparar la probabilidad de desarrollar TMC, como ansiedad, depresión, deterioro cognitivo y trastornos del sueño, teniendo en cuenta factores sociodemográficos como la edad y el sexo.
Contribución
Este artículo aporta evidencia novedosa sobre los riesgos de incidencia de trastornos de salud mental (TMC) en supervivientes de la fase aguda del COVID-19 en Colombia, utilizando un análisis longitudinal basado en datos clínicos del sistema de salud nacional. Al identificar diferencias en el riesgo de diagnóstico de TMC entre quienes tuvieron COVID-19 y quienes no, y al analizar cómo factores sociodemográficos como la edad y el sexo influyen en estas diferencias, el estudio contribuye al entendimiento de los efectos de la pandemia en la salud mental. El artículo presenta una metodología sólida, que se basa en un análisis causal comparativo de los riesgos de incidencia de los TMC del grupo de tratamiento comparado con el grupo de control a través del análisis de la razón de las funciones Hazard y de las funciones de incidencia acumuladas, de los modelos de riesgos competitivos.
El impacto de la pandemia del COVID-19 en la salud mental subraya la necesidad de estrategias de intervención temprana, especialmente en grupos vulnerables como jóvenes, adultos mayores y mujeres, para mitigar el aumento de trastornos mentales y de comportamiento en Colombia.
Resultados
Los resultados indican que los pacientes diagnosticados con COVID-19 tienen una probabilidad significativamente mayor de desarrollar trastornos mentales y de comportamiento (TMC) en comparación con quienes no contrajeron la enfermedad. Esto se atribuye a factores como el aislamiento, el cierre de las instituciones educativas, la falta de contacto físico, el temor a la exclusión social por el estigma del virus, y el estrés económico, generando incertidumbre sobre el futuro.
En menores de 18 años, predominan los trastornos mentales orgánicos, incluidos los trastornos sintomáticos y del humor; en adultos de 18 a 40 años, los trastornos relacionados con sustancias psicoactivas; y en personas de 41 a 60 años, los trastornos de personalidad y comportamiento, así como la discapacidad intelectual. En mayores de 60 años, son más frecuentes la esquizofrenia y otros trastornos relacionados con el estrés, intensificados por el aislamiento y las comorbilidades. La mayor incidencia de TMC se registra alrededor de cinco meses después del diagnóstico de COVID-19, en ambos sexos, influenciada por el aislamiento y las dificultades de acceso a servicios médicos.
Estos hallazgos resaltan la importancia de abordar los efectos a largo plazo de la pandemia en la salud mental. Es esencial implementar políticas públicas que brinden apoyo a los grupos más vulnerables, como jóvenes y adultos mayores, mediante estrategias de intervención temprana y programas de apoyo psicológico para mitigar los impactos en su bienestar mental. Las mujeres también se vieron afectadas por la mayor carga de trabajo doméstico no remunerado y del cuidado, que recayó principalmente sobre ellas.