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Enfoque
En este documento se analizan los principales indicadores del mercado de trabajo y de pobreza para Barranquilla entre 2008 y 2022. Por un lado, se busca comprender la evolución de la generación de empleo y los ingresos laborales durante la última década y su relación con la incidencia, profundidad y determinantes de la pobreza en la ciudad y, por otro lado, identificar las políticas públicas que han tenido impactos positivos en el mercado laboral y los retos pendientes para el futuro.
Contribución
En las últimas décadas Barranquilla ha experimentado importantes transformaciones institucionales, demográficas y económicas. En las dinámicas laborales se destacan, entre otras, el aumento de la participación laboral femenina, la recepción de una población migrante que representa un aumento de aproximadamente 10% de su fuerza laboral y la incursión en la fuerza de trabajo de las mujeres en todos los sectores económicos y ocupaciones. En lo social, se documenta que, si bien entre 2014 y 2019 Barranquilla tuvo una caída sustancial en la tasa de pobreza, este patrón se revirtió en pandemia, dejando al descubierto la vulnerabilidad de una clase media incipiente que no tenía fuentes de ingresos estables ni activos suficientes para contrarrestar la crisis derivada de la pandemia por Covid-19.
La informalidad es alta y persistente, lo cual conlleva a ingresos laborales bajos e inestables para los trabajadores, y mayor riesgo de que las familias barranquilleras caigan en pobreza monetaria.
Resultados
Los resultados de este trabajo muestran que, en primer lugar, la informalidad es alta y persistente, lo cual conlleva a ingresos laborales bajos e inestables para los trabajadores, y mayor riesgo de que las familias barranquilleras caigan en pobreza monetaria. El gran reto es mejorar la calidad del empleo existente y fomentar la creación de puestos de trabajo formales en sectores altamente productivos. En este sentido, como lo indica Bandiera et al. (2022), para mejorar la calidad del mercado laboral en ciudades de ingreso medio como Barranquilla, es necesaria la complementariedad con los indicadores de desarrollo económico, lo que implica transformaciones estructurales, como la inclusión de tecnologías avanzadas para aumentar la productividad, urbanización organizada y la educación pertinente en masas.
En segundo lugar, la participación laboral femenina ha aumentado de manera significativa. Sin embargo, las brechas de género continúan. Por ejemplo, la tasa de desempleo de las mujeres en Barranquilla es casi el doble que la de los hombres, lo que refleja las menores oportunidades que estas tienen, tanto por la estructura económica de la ciudad como por factores culturales. La tarea pendiente de política pública local es implementar medidas que busquen proveer opciones de cuidado de los menores y adultos mayores a bajo costo, y de esta manera ayudar las mujeres a compatibilizar su papel de cuidadoras con los requerimientos del mercado de trabajo, mientras se trabaja en cambiar las normas sociales para equilibrar las cargas de trabajo no remunerado entre hombres y mujeres.
Por último, se señalan los aprendizajes en política pública que se están liderando desde Barranquilla. Por ejemplo, se resalta el papel de las alianzas público-privadas y entre distintos niveles de gobierno (alcaldía, gobernación y nivel nacional) que se han realizado en la ciudad para sacar adelante iniciativas como el programa “Inglés para el Trabajo”, que busca fortalecer las competencias de estudiantes y personas cesantes para responder a los requerimientos de la demanda de trabajo en el sector de call centers o como la expansión del SENA con más de 12 sedes en diversas áreas. También se destaca la articulación de políticas del orden nacional y distrital para fomentar el paso de los estudiantes barranquilleros en la educación secundaria y media a la educación superior, a través de programas como “Universidad al Barrio”.