Estudiamos los efectos financieros y reales de una reforma del impuesto al patrimonio en Colombia que incluyó a una gran proporción de pequeñas y medianas empresas (PYME) como nuevos contribuyentes. El impuesto se introdujo en respuesta a un grave fenómeno climático que afectó a varias regiones del país. Utilizamos un conjunto único de datos administrativos que consiste en préstamos, emparejados con información de sus estados financieros y tributaria, tanto de los bancos como de las empresas. Identificamos una concentración de empresas en torno al nuevo umbral impositivo, lo que confirma la anticipación del impuesto por parte de algunas de las empresas afectadas por el impuesto. Las nuevas empresas contribuyentes presentan condiciones crediticias más restrictivas en comparación con las empresas no contribuyentes. Las empresas que anticiparon el impuesto y aquellas con un mayor apalancamiento ex ante muestran condiciones crediticias aún más restrictivas. La reasignación del crédito es mayor entre los bancos con altas contribuciones fiscales. La reforma tributaria también afectó la asignación del crédito comercial entre las nuevas empresas contribuyentes. Las empresas afectadas por el nuevo impuesto revelan efectos reales negativos sustanciales sobre la inversión, la productividad y el empleo. Nuestros resultados indican que gravar el patrimonio de las PYME afecta su estructura de capital y su actividad real.

Lo más reciente
Enfoque
Los gobiernos de economías avanzadas y emergentes han recurrido al impuesto al patrimonio para aumentar los ingresos, sustituir otros impuestos, fomentar el uso de capital productivo y reducir la desigualdad de la riqueza. Esta política no está exenta de costos y efectos negativos sobre la eficiencia, el ahorro, la inversión, la acumulación de capital, la productividad y el empleo; además de aumentar la evasión y elusión tributaria y los riesgos de fuga de capitales.
El estudio evalúa y analiza los efectos financieros y reales de la reforma al impuesto al patrimonio de 2010 en Colombia, el cual incorporó a las pequeñas y medianas empresas (Pymes) como nuevos contribuyentes. El impuesto se introdujo como respuesta a la grave ola invernal que afectó a varias regiones del país en ese año. Se utiliza un conjunto único de información administrativa de registros de créditos a empresas emparejados con balances e informes financieros y tributarios de bancos y empresas.
Se emplea el método econométrico de diferencias en diferencias y se comparan los impactos entre Pymes similares y que sólo difieren en el patrimonio líquido que condiciona su tratamiento tributario. El grupo de tratamiento son las nuevas empresas contribuyentes y el grupo de control son las empresas similares que continúan como no contribuyentes. Se utiliza la técnica de agrupamiento (“bunching”) y se identifican las firmas que anticipan el impuesto, para corregir la posible contaminación del grupo de tratamiento.
Contribuciones
El estudio contribuye en cuatro direcciones. Primero, amplía la creciente evidencia sobre los efectos financieros, en particular sobre el crédito, del impuesto de renta a las empresas, a los efectos del impuesto al patrimonio. Se comprueba que éste se asocia con condiciones crediticias más restrictivas para las nuevas empresas contribuyentes. Segundo, contribuye a la literatura que estudia el papel del crédito comercial. Se identifica que las nuevas empresas gravadas aumentan su dependencia del crédito comercial, sustituyendo parcialmente el crédito bancario; pero, a la vez, reducen el crédito comercial a sus contrapartes. Tercero, proporciona evidencia microeconómica a la literatura macroeconómica que estudia los efectos reales del impuesto al patrimonio. Se comprueba que, tras la reforma, las empresas gravadas experimentan reducciones significativas en su deuda, ingresos, inversión, capital, empleo y productividad, en comparación con las empresas no contribuyentes. Cuarto, complementa la evidencia sobre la economía del comportamiento de las empresas, porque estima los efectos financieros y reales del impuesto sobre éstas, en particular, sobre las Pymes.
Gravar el patrimonio de las Pymes afecta negativamente su estructura de capital y actividad real.
Resultados
Las nuevas empresas contribuyentes del impuesto al patrimonio, básicamente las Pymes, presentan condiciones crediticias más restrictivas que las empresas no contribuyentes, pues el impuesto las descapitaliza. Las empresas que se anticiparon al impuesto y las que tienen un mayor grado de apalancamiento ex ante enfrentan condiciones crediticias aún más estrictas. Las que se anticipan reducen su capital liquido en mayor proporción para reducir la carga tributaria. Los bancos altamente gravados reducen el crédito e imponen tasas de interés más altas a las empresas contribuyentes, lo que confirma las distorsiones sobre la oferta de crédito que generó el impuesto. Así mismo, las nuevas empresas contribuyentes aumentan su dependencia del crédito comercial, como sustituto potencial del crédito bancario, pero, a su vez, reducen la oferta de este tipo de crédito. Por otro lado, las nuevas empresas gravadas muestran efectos reales negativos sustanciales sobre la inversión, la productividad y el empleo, entre otros.