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Este trabajo se concentra en analizar las características predominantes del empleo rural en Colombia. Con análisis de las ECH de 2005 se concluye que el problema no es de desempleo, sino de baja calidad de empleo y bajos ingresos. Estimaciones de la productividad laboral y de la PTF del sector agropecuario permiten confirmar que los bajos ingresos laborales están asociados a baja productividad laboral. Con ayuda de un modelo teórico en la tradición de las teorías de desarrollo (Lewis (1954), Harris-Todaro (1970)), se caracteriza el mercado laboral rural como un mercado segmentado: un segmento moderno, pequeño, con una productividad del trabajo elevada, donde se cumple la regulación; un segmento tradicional, abundante, donde el mercado se ajusta vía precios y se viola la regulación; y un segmento que migra a las cabeceras por razones económicas. Las estimaciones econométricas permiten explicar de qué depende la probabilidad de pertenecer al segmento moderno y al tradicional y en el caso de los migrantes, evaluar el impacto que éstos tienen en la participación laboral en las cabeceras y en los ingresos. Se observa de manera general que la probabilidad de pertenecer al segmento moderno en el campo es baja. En términos de género, nivel educativo, parentesco y región, las probabilidades son 05res para el hombre, para los que tienen secundaria completa o superior, para los jefes de hogar y para los pobladores de la región atlántica. De otra parte, en las cabeceras, los migrantes provenientes del campo tienen una probabilidad del 75% de estar en el sector moderno. Las implicaciones de política son de gran calado. El objetivo de mejorar los ingresos en el campo, requiere desarrollar una estrategia de aumento de la productividad laboral, sobre todo en el sector agropecuario, que debe ir acompañado de aumentos notables en la producción para evitar caídas del empleo. Esto es factible con una estrategia de exportaciones de bienes agropecuarios.