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Enfoque
Por décadas, la insuficiencia de divisas restringió la capacidad de la economía colombiana de importar y de crecer en forma sostenida y sin sobresaltos. Al tiempo que las autoridades declaraban la conveniencia de aumentar las exportaciones de productos distintos al café, la insuficiencia de divisas evitó que se cuestionaran el proteccionismo, el control de cambios y la asignación discrecional de divisas. Una vez se abandonó la política de tasa de cambio fija y disminuyeron las restricciones de divisas las autoridades alivianaron las restricciones al comercio y los incentivos para exportar aumentaron. En este contexto las exportaciones crecieron, lo cual ha tendido a asociarse con tasas de cambio más altas, desdeñando el entorno de la política comercial que acompañó a la política cambiaria e hizo posible el crecimiento exportador.
Este documento examina cómo los incentivos para exportar fueron afectados por la protección a la producción interna, los subsidios a las exportaciones y los costos de comerciar distintos a los generados por la protección. También se evalúa si es factible subsidiar las exportaciones para contrarrestar el efecto deletéreo de la protección y de los otros costos de comerciar sobre los incentivos para exportar.
Contribución
Este documento complementa la literatura económica colombiana que ha evaluado cómo las políticas de incentivos afectan al comercio exterior, al examinar los efectos indirectos que la protección y otros costos de comerciar tienen sobre las exportaciones, lo cual es novedoso dado que la información referente a dichos fenómenos es escasa o inexistente. Se presenta una metodología que mide la protección total causada por el arancel y las medidas no arancelarias comparando la evolución de los índices de precios domésticos de manufacturas colombianas con la de los índices de precios de las exportaciones industriales de los principales países exportadores del mundo. Con ello se estima una serie de la protección verdadera para el período 1950-2019, con la que examinamos la evolución de los incentivos para exportar y evaluamos si los subsidios a las exportaciones son suficientes para compensar los desincentivos de la protección y de los altos costos de operar en Colombia.
Colombia no ha explotado su potencial exportador porque los incentivos para hacerlo han sido magros, resultado de la alta protección a la producción local, de una infraestructura escasa y de servicios logísticos costosos.
Resultados
Colombia no ha explotado su potencial exportador de manufacturas porque los incentivos para hacerlo han sido magros, resultado de la alta protección a la producción local, de una infraestructura escasa y de servicios logísticos costosos. La protección promedio al sector manufacturero entre 1950 y 2019 fue 78%, y los otros costos de comerciar fueron 29,37% y 10% para los costos internos de exportar, de importar y de transporte internacional, respectivamente. Durante el periodo, la protección cayó de más del 200% a comienzos de los años cincuenta a 26% en 1975. En los cuarenta años siguientes la protección fluctuó y actualmente sus niveles son altos, similares a los de finales de la década de los años sesenta. Los otros costos cayeron lentamente y en forma persistente durante siete décadas, con un efecto importante sobre los incentivos para exportar. Los costos continúan altos, pues el “costo Colombia” aún es alto. A pesar de ello, la protección constituye el principal desincentivo para exportar hoy.
En una perspectiva de setenta años, la evolución de los incentivos a exportar revela qué si no se hubiera protegido la producción local, los subsidios a las exportaciones habrían sido innecesarios, pues en 2016 los términos de intercambio habrían sido dos veces su valor medido en ese año y al menos 70% más altos que en 1950.