Este estudio examina las transformaciones históricas en el uso del tiempo y los roles de género en Colombia a lo largo del siglo XX, así como su persistencia hoy en día. A partir de microdatos censales y de las Encuestas Nacionales de Uso del Tiempo 2016–2017 y 2020–2021, documentamos la evolución del trabajo remunerado y no remunerado en cinco generaciones de mujeres y hombres. Los resultados muestran un rápido incremento en la participación femenina en el mercado laboral, particularmente entre las mujeres con mayores niveles educativos. Sin embargo, la redistribución de las responsabilidades de cuidado doméstico avanza a un ritmo más lento, con percepciones tradicionales sobre los roles de género y normas sociales que persisten en el tiempo, sobre todo cuando hay niños en el hogar. Nuestro análisis sugiere que aún se requieren intervenciones sociales y de política pública para enfrentar estas desigualdades estructurales.
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Enfoque
Este estudio examina la evolución de los roles de género y el uso del tiempo en Colombia durante el siglo XX y lo corrido del XXI, haciendo uso de microdatos de los censos de 1964 a 2018 y de las Encuestas Nacionales de Uso del Tiempo (ENUT) de 2016–2017 y 2020–2021. Estas fuentes oficiales permiten observar la distribución del trabajo remunerado y no remunerado y, al mismo tiempo, comparar la evolución de indicadores de educación, fecundidad, ocupación, percepciones culturales, uso del tiempo e ingresos relativos entre diferentes generaciones de hombres y mujeres. Al ofrecer evidencia empírica sobre estas transformaciones, el estudio busca aportar elementos para la formulación de políticas públicas orientadas a la reducción de brechas de género y al fortalecimiento de los sistemas de cuidado en el país.
Contribución
Caracteriza de manera comparable la evolución de los roles de género en Colombia a través de la construcción de cohortes generacionales que armonizan microdatos de censos y encuestas de uso del tiempo. Esta mirada histórica integral permite comprender la persistencia de desigualdades de género y orientar el diseño de políticas públicas.
“Los resultados confirman un rápido incremento en la participación femenina en el mercado laboral, particularmente entre las mujeres con mayores niveles educativos. Sin embargo, la redistribución de las responsabilidades de cuidado doméstico avanza a un ritmo más lento”.
Resultados
A pesar de avances históricos en educación y participación laboral, la transformación de los roles de género en Colombia sigue siendo incompleta. Las mujeres han aumentado su presencia en la esfera pública, pero en los hogares persiste una distribución desigual del tiempo y de las responsabilidades de cuidado. La evidencia muestra tres hallazgos principales:
Brechas en el uso del tiempo: aunque la fecundidad cayó de seis hijos en promedio en la generación de mujeres nacidas entre 1900 y 1935 (Generación Silenciosa) a menos de dos en las nacidas entre 1981 y 1996 (Millennials), y la educación universitaria se expandió de menos del 1% a cerca del 24%, estos avances no se tradujeron en una división más equitativa del trabajo no remunerado. Entre quienes trabajan, las mujeres siguen dedicando casi el doble de tiempo a labores domésticas no remuneradas y de cuidado que los hombres. Estas diferencias se amplían con la maternidad, reflejando la “penalidad por hijos”, que reduce el empleo formal y aumenta las brechas salariales.
Normas sociales: incluso cuando las mujeres aportan más de la mitad del ingreso del hogar, su carga doméstica no disminuye; en algunos casos aumenta. Este patrón coincide con la hipótesis de “gender deviance", según la cual las mujeres que superan a sus parejas en ingresos tienden a “compensar” esa desviación asumiendo más tareas no remuneradas. El ingreso por sí solo no corrige las desigualdades porque las normas sociales frenan la redistribución del cuidado.
Vulnerabilidad de los avances en equidad de uso del tiempo: la pandemia expuso la fragilidad de los logros recientes en los cambios en las percepciones de los roles de género y distribución del uso del tiempo, ya que el cierre de escuelas y rutinas extendidas en casa obligó a muchas mujeres a abandonar el mercado laboral y dedicar más tiempo al cuidado no remunerado. Estos retrocesos muestran que, sin una infraestructura de cuidado sólida, los choques externos refuerzan patrones tradicionales.
Ana María Tribín-Uribee,